Pinal de Amoles: la puerta del cielo en Querétaro

Es el centro de la Reserva de la Biósfera de la Sierra Gorda

Por Natalia Lara

El paisaje parece no acabarse nunca, su flora y su fauna incluyen 130 especies de mamíferos, 325 tipos de aves, 650 especies de mariposas, cañones, ríos, montañas, sótanos, cuevas y cascadas. Pero hay días, principalmente en invierno, que todo aquello se convierte en un mar de niebla.

Dicen que es la “Puerta del Cielo” pues al llegar a él se encontrara rodeado de un bosque de pinos en medio de la niebla. Está a 2 mil ochocientos metros sobre el nivel del mar en el municipio de Pinal de Amoles, en la Sierra Gorda de Querétaro y es el centro de una de las reservas de la Biósfera del país con mayor biodiversidad: mil ochocientas especies de plantas y 585 especies animales.

Después de atravesar el semidesierto queretano donde el sol brilla con una intensidad semejante a las zonas costeras, se sumergirá en un clima frío y húmedo y le costará trabajo distinguir las primeras casas de estilo rústico con techos de tejas rojas y balcones abiertos al viento. No es raro pasearse por sus estrechas e inclinadas calles pensando ¿cómo se pudo fundar este pueblo? Mientras se toma un jarro caliente de atole de teja y unos ricos tamales.

A lo largo de la Sierra Gorda se da por cierto que los primeros pobladores llegaron hace por lo menos seis mil años. Chichimecas, Pames y Jonaces dejaron huellas de su paso con la construcción de lo que se llaman “cuesillos”, pequeños altares ubicados en comunidades con nombres llenos de resonancia como El Cuervo, Puerto de Vigas, El Rodezno, Tonatico, Quirambal, Mesa de San Juan, San Pedro Escanela o el Cantón.

La recomendación para visitarlo es partir del deseo profundo de reencontrarse con la naturaleza. No es que falten las comodidades de las grandes ciudades, sino que se llegará al centro de las 350 hectáreas de esta Reserva ecológica donde lo mismo se puede visitar zonas con un clima árido o bosques con un medio ambiente templado de montaña y lugares de bosque tropical caducifolio y tropical húmedo.

Los vecinos no dudaran en sugerirle que se anime a recorrer a pie los cerros cercanos. Muchos visitantes aprovechan para practicar la caminata, el sendero interpretativo, el campismo, la observación de aves y la observación de un cielo que aquí parece poder tocarse con las manos.

Si tiene un espíritu de mayor aventura practique la escalada y el rappel en el campamento del Río Escanela, pasando el Puente de Díos, donde las montañas se dejan atravesar por un incansable cauce de aguas cristalinas, casi heladas, pero recibirá un premio al cruzar y ver la inmensidad de la sierra que se extiende al otro lado y allá, al fondo, la cascada de El Salto, un gran chorro de más de 40 metros que forma pozas donde se puede tomar un buen baño.

Pero si lo que busca es documentar parte de nuestra historia del arte encamínese al Ex-convento de Bucareli, una construcción semejante a un castillo medieval, edificada en 1896 por misioneros franciscanos y en cuyo interior se resguardan más de 450 volúmenes de diversos tratados de teología escritos en latín. 

La Misión de Bucareli, la iglesia de San Antonio Escanelilla, el Templo de San José y la Misión de Nuestra Señora de Guadalupe en Ahuacatlan son otros de los recintos importantes y atractivos culturales a visitar en este municipio lleno de tradiciones como la de “La Molienda de la caña de azúcar” que durante muchos años le dio prestigio a la región y no deje de visitar a los ingeniosos artesanos creadores de objetos mágicos que plasman su vida en hermosos objetos de piel, palma, mimbre, plata, lana y madera tallada. Es la Puerta del Cielo en la Sierra Gorda.

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