El Códice Chimalpahin bajo la custodia del INAH

Consigna el surgimiento y fundación de la nación mexicana

Los tres volúmenes que forman el Códice Chimalpain, enviado a Londres en el año de 1827 a cambio de unas biblias protestantes, fue recuperado por el gobierno mexicano y está bajo resguardo del INAH. Por Bibiana Reyes y Jorge Lara Tovar.

Después de 195 años de haber sido enviado a la Sociedad Bíblica de Londres, a cambio de varios ejemplares de la Biblia Protestante, los manuscritos de Domingo Chimalpain y Fernando de Alva Ixtlixochitl, que cuentan la historia del nacimiento de la nación mexicana, regresaron a México.

Los textos fueron entregados simbólicamente por el secretario de Educación, Emilio Chuayffet, a la directora del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Teresa Franco, para que sean resguardados como uno de los más grandes tesoros culturales de nuestro país. El marco de esta entrega son las celebraciones por los 75 años de creación de este Instituto y el aniversario número 50 del Museo Nacional de Antropología e Historia.

Es la primera ocasión en que se logra la repatriación de un documento que se ocupa de los hechos fundacionales de las culturas mesoamericanas. Entre los pueblos prehispánicos, los códices fueron los equivalentes a un libro manuscrito, donde gobernantes, sacerdotes y tlacuilos (escribas) consignaban los principales acontecimientos militares, sociales, astronómicos, cronológicos, genealógicos, religiosos e históricos de aquellas civilizaciones. Al llegar los españoles, conservaron algunos de ellos que les resultaron incomprensibles hasta que los dos historiadores indígenas se dieron a la tarea y traducirlos.

El Códice Chimalpain está compuesto por tres volúmenes, elaborados en el siglo XVII por dos historiadores de ascendencia indígena que fueron ampliamente reconocidos por sus contemporáneos como hombres sabios y cultos, con el conocimiento de la vida de sus pueblos desde su formación.

Domingo Chimalpain Quauhtlehuanitzin nació en 1579 y aprendió de los españoles la forma en que escribía los tratados históricos y conoció de ellos la versión católica de la creación del universo, Componentes que enmarcan la presentación de su escrito sin perder el estilo que usaban para relatar oralmente sus historias. Mientras que Fernando de Alva Ixtlixóchitl nació en 1578 y su manuscrito refiere la historia prehispánica del pueblo de Texcoco.

Se sabe que fue José María Luís Mora, quien en 1827 intercambia con James Thomsen, secretario de la Sociedad Bíblica de Londres, los manuscritos originales por una buena cantidad de biblias protestantes con las que pretendía realizar una campaña de alfabetización en México. Los diversos estudios que se han realizado en México consignándolos como fuente, se han basado en copias resguardadas en el Archivo General de la Nación, en la Biblioteca Cervantina del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, en la Biblioteca Francisco Javier Clavijero y en la Biblioteca Nacional.

Desde hace por lo menos 58 años, el gobierno de México externó su interés en recuperar los códices y objetos prehispánicos que se encuentran en el extranjero, como el penacho de Moctezuma, argumentando razones históricas y planteando soluciones diplomáticas; sin embargo, al enterarse de que la Sociedad Bíblica de Londres pretendía sacarlo a subasta a través de la casa Christie´s, en mayo de 2014, se estableció contacto para adquirirlo directamente.

Ese mismo año, en septiembre regresó a su patria y es de esperarse que cumpla con uno de los pasajes ahí escrito; “Pero estas palabras de los ancianos, este libro de sus narraciones de México, lo hemos heredado. Estos relatos están ciertamente bajo nuestra custodia. Entonces nosotros también, pero en especial nuestros hijos, nuestros nietos, nuestra progenie, los que descenderán de nosotros, también los guardarán. Se las dejaremos cuando muramos”.