La más notable obra de ingeniería hidráulica de la época colonial. El Acueducto del Padre Tembleque, entre los estados de México e Hidalgo, considerada como la obra hidráulica más importante del virreinato, fue inscrito en la Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO. Por Agnes Grunstein.

Construido entre los años de 1554 a 1571 para llevar agua desde los manantiales de Zempoala hasta las comunidades que habitaban en los alrededores de Otumba, recorriendo 48.22 kilómetros, y por considerarlo “la obra de ingeniería hidráulica más importante construida durante el virreinato en el continente americano”, el Acueducto del Padre Tembleque fue inscrito en la Lista de Patrimonio Mundial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), en el 2015.
Es el trigésimo tercer sitio mexicano que la UNESCO inscribe en esta lista y permite a México seguir como el país del continente americano con más bienes inscritos en este listado con 27 bienes culturales, 5 bienes naturales y un bien mixto.
El reconocimiento de la importancia y trascendencia de estas obras hidráulicas ya había sido reivindicado por Manuel Romero de Terreros, quién en 1949 señaló que después de los romanos, fueron los españoles quienes mejor supieron construir obras sólidas, robustas y grandiosas. “Esta afirmación, que puede parecer atrevida, no lo es, si se toma en consideración los edificios que se levantaron en México durante el virreinato: iglesias, monasterios, catedrales, palacios, fortalezas, acueductos”.

Actualmente, los arcos del acueducto, construidos con adobe y cantera, pueden admirarse desde los municipios de Nopaltepec, Otumba y Axapusco, en el Estado de México, así como los de Tepeapulco y Zempoala, mide 48.22 kilómetros y es ejemplo del mestizaje a través de la ingeniería hidráulica. Fue diseñado por fraile Francisco de Tembleque, quien nació en la provincia de Toledo, España, y llegó a la Nueva España en el año de 1542. La mano de obra fue aportada por las comunidades indígenas de la zona, las cuales grabaron sellos y símbolos en cada columna de la arquería.
Ya lo sostenía el mismo Romero de Terrero al señalar que México es tierra de acueductos: “Muchas ciudades importantes, no pocos villorios y algunas grandes haciendas cuentan con obras de esta naturaleza, que demuestran a qué gran altura rayaron los conocimientos científicos y la pujanza constructiva de nuestros mayores. Muchos acueductos antiguos han desaparecido; otros, o yacen en ruinas son poco conocidos por encontrarse en lugares apartados”.
Algunos estudiosos de la ingeniería en México y vecinos de las comunidades por las que atraviesa, han expresado en diversas entrevistas a los medios su confianza en que la declaratoria de la UNESCO evite que los arcos continúen deteriorándose. Gerardo Vargas Bravo, alza la mano para pedir se tome en cuenta su investigación “Acueducto del padre Tembleque, breve estudio de la arquería mayor”, donde describe la técnica constructiva de la arquería mayor, las poblaciones participantes y un análisis de los jeroglíficos pintados por los indígenas, donde aparecen como fecha de construcción: 1545 a 1563.
Bravo Vargas también refuta la longitud registrada por la UNESCO, mil 20 metros, basado en un estudio de Ricardo Robina de1960, sólo son 880 metros y afirma que la arquería mayor se terminó exactamente en 1560, como lo indica uno de los glifos recientemente descubierto, identificando el año como 3 tecpatl, y señala que los glifos en la cara poniente de la arquería mayor son símbolos religiosos, mientras en lado oriente las imágenes religiosas son hispano-católicas.
La UNESCO señaló que el Acueducto del padre Tembleque fue inscrito, entre otros criterios por “Representar una obra maestra del genio creativo del hombre”.