Ambientes de violencia extrema provocan su aparición. Por Carlos Palomo y Jorge Lara

Pablo Vomaro, académico argentino, asegura que en América Latina los jóvenes de las clases menos favorecidas viven un juvenicidio invisibilizado en medio de ambientes de violencia extrema.

“A lo largo de los países latinoamericanos, los jóvenes de las clases menos favorecidas viven en medio de un ambiente de violencia extrema que lleva de manera directa a la muerte y que podría provocar su desaparición, El ejemplo más claro lo tenemos en Brasil, donde el uno por ciento de las muertes violentas se registra entre menores de 18 años. Es un fenómeno que podemos llamar juvenicidio invisibilizado porque no se quiere ver y demanda la atención urgente de la sociedad”, afirmó Pablo Vommaro, académico de la Universidad de Buenos Aires, Argentina (UBA).

El académico e investigador argentino recordó que el primero en hablar del juvenicidio en Latinoamérica fue el mexicano José Manuel Valenzuela, para referirse a un fenómeno relacionado a la pobreza, la desigualdad, la  estigmatización y el estereotipo.

Una visión contraria a lo que se ha vivido desde la década de loas años 60’s del siglo pasado en donde “desde las prácticas estéticas, las formas de expresión periodística y las manifestaciones musicales, hasta los modos de participación política, encuentra la condición juvenil como el lugar donde se gestan otros mundos posibles”.

En términos semejantes al juvenicidio, el investigador argentino Raúl Zaffaroni  describe la situación de la juventud de su país, la forma en que se autodestruye y que cada año suma miles de muertos que se contabilizan oficialmente y a la que llamó genocidio por goteo, donde la drogadicción, la violencia, la falta de oportunidades y la indiferencia de las autoridades pernean el ambiente.

Pablo Vommaro es también investigador del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales y ha colaborado con el Fondo para la Infancia de las Naciones Unidas (UNICEF) investigando la forma de vida de la juventud en diversos países de América Latina, de ahí su conocimiento sobre el fenómeno de la violencia en Brasil donde la juventud de los barrios marginales ha vivido acusada de la violencia pero se pudo comprobar que el noventa y nueve por ciento de los delitos violentos es responsabilidad de los adultos.

En su trabajo “Territorios, juventudes y resistencias: configuraciones generacionales, disputas por lo público y espacios para la paz”, Vomaro hace un llamado a la sociedad y a las autoridades para trabajar de la mano en la erradicación  de los discursos que culpabilizan y victimizan a la juventud y los presentan como responsables de la violencia en que viven para  justificar la represión y el acotamiento de sus territorios.

“Asistimos a una época donde se hace necesario reconocer la fuerza de las acciones colectivas, sobre todo en los actos de creación y de resistencia, donde la juventud tradicionalmente ha marchado al frente. No se trata simplemente de enfrentarnos a las relaciones de dominación, sino de fincar una resignificación de la política; tampoco es una nueva militancia juvenil,  sino  que se busca transformar la esfera pública, reinventar la participación, una fuga centrada en el cuerpo, en el lenguaje, en el arte; una conmoción que altera las tradiciones teóricas. Pero antes tenemos que detener toda esta violencia”, recalca Pablo Vommaro.

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