Por Jorge Lara Tovar

Si hay algo que me formó fue el deporte y, por supuesto, el futbol. Me dio un motivo para hacer amigos, para saber que es mejor estar sano que enfermo, para establecer metas, para alcanzarlas, para aprender que trabajar en equipo es más productivo que el mayor esfuerzo personal sin que tengas que renunciar a enfrentar solo tus batallas personales.
Hoy quiero compartir un apunte de una nota que leí hace algunos años. Habla sobre uno de mis ídolos. La nota sólo describe una parte de lo que hizo en la vida este holandés, pero espero ir platicando más sobre ello.
Por desgracia no tengo el dato del autor, pero dejó constancia de dar el crédito a quien corresponda.
Johan Cruyff: la elegancia en el fútbol
Johan Cruyff era la elegancia jugando al fútbol. A los 10 años ya estaba en las fuerzas inferiores del Ajax y desde entonces, encargado también de cuidar el césped del estadio, entendió una máxima de los viejos tiempos: la cancha es una alfombra en la que se podía (se puede a veces) realizar ballet.
Cruyff así lo hizo desde que debutó en primera división con tan sólo 17 años de edad. Su delgado cuerpo requería trabajo de gimnasio para competir a ese nivel, pero sus piernas tenían el arte que jamás se ha visto en un jugador europeo. Además del balón, el astro holandés tenía otro compañero inseparable: el cigarro.
En su época de futbolista, durante 45 minutos encendía a la tribuna con la brillantez de su juego y después, durante el descanso, aprovechaba para encender su tabaco. Nunca ocultó ninguno de sus dos «vicios», como él los llamaba, y quienes lo vieron jugar se maravillaban de que pudiera seguir corriendo como gacela en el complemento a pesar del humo que había consumido.

Mantuvo la costumbre en su etapa de entrenador y relajaba los nervios en sus famosos cigarros, sin filtro por supuesto, en ese balompié que permitía a los técnicos fumar en la banca. Después de sufrir un ataque al corazón se consoló con unas paletas —en imagen similar a la del chileno Carlos Reinoso en México— y realizó una campaña antitabaco.
Cuando se informó que sufre cáncer de pulmón y el anuncio sirvió no sólo para recordar su famosa frase de «el fútbol me lo ha dado todo en la vida y, en cambio, fumar casi me lo quita», sino también para ubicarlo en su magnitud: Cruyff está entre los cinco mejores futbolistas de la historia, al lado de Pelé, Maradona, Messi y Di Stéfano.
Johan no pudo plasmar su magia en la conquista de un título mundial, pero dejó el legado del «futbol total» y de la Naranja Mecánica, de ser una leyenda para Holanda, para el Barcelona y para todos aquellos que todavía recuerdan, a 40 años de distancia, esa elegancia tocando un balón.