A bordo

Un antiguo y sabio dicho asegura que los viajes ilustran. Es una frase que nos invita a convertir un simple paseo en una verdadera aventura y en una forma  interactiva de construir el conocimiento. Un viaje bien aprovechado nos permite, por principio de cuentas, desarrollar nuestra capacidad de observación y conocer qué tan “open mind” somos. Nos vamos a enfrentar siempre a un mundo desconocido donde tendremos que conocer a gente diferente, con hábitos y costumbres diferentes, con una forma de utilizar el lenguaje diferente.

Si tenemos la suficiente capacidad de comunicación vamos a apreciar el sabor de sus alimentos, a disfrutar con el sabor de su bebida, a bailar con ellos, a cantar con ellos, a conocer sus tradiciones y leyendas, a respetar sus creencias religiosas y observar sus rituales.

Recorrer calles y barrios de los lugares lejanos nos acercara a otra forma de concebir el espacio público y privado habitado por otra gente. Sus casas, sus centros de reunió, parques, jardines, plazas, mercados, templos, palacios, museos, teatros.

En otras ocasiones, los recorridos nos llevaran por paisajes donde la naturaleza es el gran anfitrión (bosques, lagos, desiertos, playas, el proceloso mar) y sus habitantes serán “el otro” (aves, serpientes, jaguares, ballenas, mariposas) y, súbitamente, en medio de la naturaleza, las viejas ciudades de las culturas ancestrales, vestigios de quienes nos antecedieron en el paso por este inmenso planeta.

Deja un comentario